viernes

Tal vez como tenía que ser: arriba de la bici, por un camino de tierra, guiando al grupo de ciclistas que lo vio caer al suelo, así nomás, del paro al corazón que lo sostuvo en sus tres cruces a los Andes en bicicleta. Cincuenta y siete años, mi viejo. Tal vez del modo que tenía que ser, pero no en el momento oportuno, y no me vengan con las teorías del destino, de quien sabe qué designio divino, con que "nadie muere antes de tiempo". Se hubiera visto ridículo con esa mortaja blanca, la misma cara de conde transilvánico de cejas negras y pobladas, pero más pálido que de costumbre, con una expresión indefinible que me hacía pensar en que se despertaría entre risas diciendo "fue una bromiiiita!"; se hubiera indignado viendo la cruz que por rutina le habían puesto sobre la cabeza. El velatorio fue un espanto. Yo nunca había ido a uno y no tenía ese plan para el domingo a la noche ni para nunca, y no quería ancianas dolientes compadeciéndose, sólo quedarme sola en un rincón, no necesitaba despedirme si ya me había despedido con el abrazo que le di la última vez que cenamos juntos sin imaginar que era la última. Él no sufrió, claro, pero ¿qué consuelo? ¿qué mierda de consuelo puede ser si yo sufro tanto por todo lo que no voy a ver, por todo lo que no va a ver, por mis hijos que no van a conocer a su abuelo, por las cosas que no me contó, por las que yo no le conté creyendo que ya habría ocasión? ¿Por qué no le pregunté más sobre su infancia en la calle Patagones, sobre su juventud como maquinista de barco pesquero en el puerto de Mar del Plata, sobre sus largas vacaciones del 76’ en los subsuelos de la Base Naval? Había una zona cerrada a la cual era imposible acceder, a excepción de aquellos momentos en los que se ponía melancólico y lloraba y decía que el cielo no existía pero que él había conocido el infierno, que me quería, que sus hijas habían sido lo mejor que le pasó en su vida. "Templanza y paciencia", me diría ahora, hasta puedo oírle la voz, y me abrazaría. Yo no puedo hacer más que extrañarlo siempre.