jueves

Misterio destrozado

¿Soy yo o es normal que el Misterioso Abogado Del Tercer Piso Que Flasheó Conmigo Al Cruzarnos En La Entrada Del Edificio Donde Trabajo haya resultado ser petiso, gordito, rubio y agobiantemente caballeroso?

miércoles

Museo salvaje

Los días pasan a velocidad tan monstruosa que casi no hay a qué asirse; el encanto del hogar, los partos de las vecinas y el saludo del almacenero se lo engullen todo, ya no son cuerdas para atarse al mundo sino las muecas de una vida mecánica, despertarse, desayunar, bañarse, el cielo azul, las pequeñas cosas, oh las pequeñas cosas, un gatito en la vereda, bichito amoroso, tomar el colectivo, leer un libro. Debe haber algo más que esto allá afuera, o acá adentro, algo más que la mirada levemente piadosa que se sostiene un segundo y olvida cuanto ha visto porque más pequeñas cosas insisten en caer como ceniza densa sobre los días. Escribir es insignificante si no se cuentan mentiras, si sólo es el espejo de este escenario vertiginoso y recurrente al mismo tiempo. Detener la mirada es revelar, uno a uno, los fotogramas de una realidad que se edifica repitiéndose.

museosalvaje

sábado

Disculpen las molestias

Ocupada viviendo, lavando pantalones embarrados, consolando llantos ajenos, soportando abogados petulantes, desencajando automovilistas a gritos, comprando maquillajes de modo compulsivo, esquivando compañeros indeseables, almorzando papas fritas en lugar de ensalada verde, intentando desentrañar el Capítulo V, Sección Segunda, cantando bajo la lluvia y algunas otras labores bastante más excitantes que éstas, que mi escasa aptitud para la sutileza no me permite nombrar.