PRO
Los veo saltando como hienas en celo, agitando sus sucios trapos amarillos y quisiera morirme, huir a las playas de Boulogne-sur-Mer, Francia, inmolarme con un cinturón de dinamita en medio del festejo de los magnates, los analfabetos políticos y el mediopelaje lumpenburgués, salir con un palo a romper vidrieras, derramar lágrimas de furia, dedicarme a experimentar con hongos alucinógenos y a la tarjetería española, tejer escarpines para los niños de Somalía, dejar los hábitos, fundar una sociedad protectora de animales, ametrallar los colectivos atestados de burros fascistas, tomar el primer transbordador destino Plutón y escribir desde el vacío, mientras observo, con pesar, cómo revienta el planeta con sus pasajeros.