martes

Bordes

Se dice que "los cuerpos tienen memoria", que tanto un golpe como una caricia pueden resucitar en la carne a la sola voluntad del memorioso. Sin embargo, la memoria del golpeado y la del golpeador, como la de los amantes, suele crecer en rumbos contradictorios cuando sus cuerpos ya no se amarran ni se castigan, y entonces lo que en cada uno de ellos era el otro, con el otro ausente, pasa a ser una pieza de rompecabezas con los bordes comidos o ásperos. Y cuando se intenta hacerlas coincidir, por la inercia de la esperanza o de la costumbre, en lugar de fundirse, se quiebran.

domingo

Si tuviera un blog así como "de minita" que habla de la *tanga* de encaje que se compró *ayer*, y de lo loco que se va a volver *Él* cuando la vea, *shisus* -no sé qué *carajo* significa pero hay que usar la muletilla-; decía, que si mi blog fuese como ésos, todos los días tendría algo que contar para ponerlos al tanto de mi vida agitada, novedosa y con vuelo a cada paso, o de mi irremediable angustia existencial por *tener que* ir al cine sola, -*cuál es el problema?* ¿qué mejor que salir de la sala en estado de ingravidez y que nadie comente?-, o de mi permanente *locura* trash-trendy in laaaave *cualquiereadora*, o de mi bipolaridad *galopante*. Pero no. Sólo que el gato de mi abuela tiene neumonía y que voy todas las mañanas a ayudarla con el antibiótico, el antimucolítico y la vitamina B12 porque ese gato, aunque enfermo, se resiste como si lo fueran a degollar. A pesar de que sé que es por su bien, me da mucha pena forzarlo, oyéndolo respirar como un acordeón pinchado. Todo esto, claro, tampoco es interesante, supongo que les importará más saber de mis tangas de encaje o de mis stillettos rojos de charol, bueno, no, últimamente no compré ninguna de esas cosas.